martes, 24 de septiembre de 2013

Fernán Pavía Farrera: la mirada se mantiene viva




Este lunes 23 de septiembre inició, al interior del Centro de Convenciones "Dr. Manuel Velasco Suárez", en Tuxtla Gutiérrez, la Segunda Muestra Internacional del Libro Chiapas-Centroamérica. Eran las 10 de la mañana de ese día, y los stands designados para las editoriales lucían incompletos. Haciendo un balance, podríamos hablar de un 90% de avance para recibir a los visitantes. 

Detalles son detalles. Inclusive el programa de mano contenía errores y cambios de horario inesperados. No se destacó lo suficiente la presencia de autores como Mónica Lavín, Hernán Lara Zavala y Juan Villoro, todos ellos con una presencia irrevocable en las letras mexicanas de hoy. No se aclaró debidamente la confluencia de un programa académico, un programa literario y un programa de actividades culturales para todo público.

Se dio el espacio para actividades menores, como una lectura de poetas jóvenes de Chiapas (lo cual no demerita su trabajo, en pleno proceso de conformación). Se hizo una campaña de promoción de la Muestra con carteles y espectaculares de cierta medida ubicados en semáforos estratégicos de la ciudad. Uno que otro transeúnte se pregunta, no sin razón, ¿quién es Hernán Lara Zavala? Por la pinta que trae, ¿será tío del "Güero" Velasco? 


Detalles son detalles y una vez más la Muestra del Libro exhibe sus fracturas.

Tal vez lo más destacado de la muestra son los lectores; he aquí la razón de esta pequeña crónica y reseña, de esta suerte de viñeta para un hombre que destaca entre muchos no solo por su edad, sino por su aportación a la cultura de Chiapas: Fernán Pavía Farrera.

La imagen que ilustra esta nota habla de ese testigo silencioso, de mirada franca y con una memoria inagotable, que resulta ser don Fernán. Él, desde antes que iniciaran las actividades, observaba las novedades que la feria de letras traía consigo.

Observaba con paciencia los libros que, apilados, esperan a un amable lector para ser comprados y cumplir su destino final: mostrar su entraña de papel y tinta y proseguir en la difusión del conocimiento. 

Son tiempos del e-book. Tiempos del libro interactivo que seduce por sus colores, por la forma de entablar el diálogo con los lectores, por la manera de desmenuzar sus contenidos destacando frases, tablas y otros detalles para hacer todo más interactivo.

No es de este tiempo don Fernán. Nació un día de 1920. Y a poco de cumplir 100 años (que Dios quiera los cumpla), su mirada se mantiene tan viva como la de aquel muchacho al que rebasara la propia historia, hasta obligarlo a escribir libros y más libros hace varias décadas, hasta convertirse en uno de los decanos de la crónica en Chiapas.

Fue así como, después de realizar un breve recorrido por la Muestra, don Fernán saludó a viejos amigos y siguió su paso para continuar el día. Mientras la multitud de jóvenes curiosos, funcionarios y reporteros esperaban "impacientes" la llegada del gobernador para inaugurar el Centro de Convenciones, nuestro personaje caminaba paciente en los alrededores de la biblioteca. Testigo silencioso que tiene el don de la palabra. 

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