Tuxtla Gutiérrez no cuenta con grandes atractivos turísticos. Sin embargo, además del Conejo que sirve como escudo de armas a la ciudad, cuenta también con un distintivo que lo eleva a la par de otras capitales mexicanas: los baches.
No es necesario invertir en grandes obras para que alcancemos a saber qué se siente ser una ciudad capital. Dejemos que los baches afloren y listo; compartiremos, además del idioma, una causa de molestia común.
En Tuxtla contamos con baches de todos los sabores y colores. Pero si quieren conocer unos de buena factura, visiten el centro de la ciudad, que brilla por la cantidad de agujeros que quedaron después de la ejecución de las obras Qué Viva el Centro. Pero esto es harina de otro costal.
En esta ocasión les hablaré de una calle en particular. El cruce de la 11 poniente y Quinta Sur. Esta calle es histórica, pues está al pie de la famosa Lomita (la cual, de hecho, da nombre al barrio que se asienta en sus alrededores). La 11 poniente era, hace ya varias décadas, una de las últimas calles de este pueblo que ahora no termina de ser una ciudad.